El amigo Fran tuvo a bien encargarme unas macetas muy especiales, a
partir de un tanuki y una roca que ya tenía cortados; diseñamos un
sistema de anclaje que resultase sencillo, fiable y de quita y pon si
hace falta: una varilla roscada inserta en la madera y la piedra,
adherida con resina epóxica. Tuercas, arandelas metálicas y de caucho
completan la jugada, además de un soporte construido en la misma maceta,
que termina unos milímetros por debajo del borde, para que la tierra lo
deje completamente tapado. La inclinación de la base de la maceta
asegura un buen drenaje.
Tanto la piedra (para un acer) como la
madera se pueden desplazar un par de centímetros en varias direcciones
para ajustarlas "a gusto del consumidor". Aunque esté feo decirlo, ganan bastante con buena luz, buena cámara o buen fotógrafo, que ninguna de esas cosas había, jeje
Ahora Fran tendrá que trabajar y teñir la piedra (que pesa un hue*o y
he tenido que hacer un soporte a prueba de bombas), y también currarse
la madera...pero esa será otra historia. Ambas macetas son de alta temperatura
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